Pequeña, ayer debes haber recibido un periódico, y en él un poema de la
ausente (tú eres la ausente). ¿Te gustó, pequeña? ¿Te convences de que
te recuerdo? En cambio tú. En diez días, una carta. Yo, tendido en el
pasto húmedo, en las tardes, pienso en tu boina gris, en tus ojos que
amo, en ti. Salgo a las cinco, a vagar por las calles solas, por los
campos vecinos. Sólo un amigo me acompaña, a veces.
He peleado
con las numerosas novias que antes tenía, así es que estoy solo como
nunca, y estaría como nunca feliz, si tu estuvieras conmigo. El 8 planté
en el patio de mi casa un árbol, un aromo. Además traje de las quintas,
pensando en ti, un narciso blanco, magnífico. Aquí, en las noches, se
desata un viento terrible. Vivo solo, en los altos, y a veces me
levanto, a cerrar la ventana, a hacer callar a los perros. A esa hora
estarás dormida (como en el tren) y abro una ventana para que el viento
te traiga hasta aquí, sin despertarte, como yo te traía.
Además
elevaré mañana, en tu honor, un volantín de cuatro colores, y lo dejaré
irse al cielo de Lota Alto. Recibirás, querida, un largo mensaje, una de
estas noches, a la hora en que la Cruz del sur pasa por mi ventana
(...) A veces, hoy, me da una angustia de que no estés conmigo. De que
no puedas estar conmigo, siempre.
Largos besos de tu Pablo. |
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Adivine que tenía que ser de Neruda por la mitad (me gustó acertar).
ResponderEliminarNo tener cerca a quien se quiere tener cuesta.
Una buena lectura para cualquier hora, pero en la medianoche como que sabe especial.
pd: La foto; uffff.